Donde digo diez, digo veintiuno.

La tormenta del 10% para el arte. Alejandro Alcázar de Velasco

La medida del gobierno del pasado 24 de enero (2014) de bajar la imposición del IVA al 10% sobre la venta de objetos de arte tiene que matizarse. En el primer momento, claro, con el anuncio en bruto se despierta el mayor entusiasmo en todo el sector del arte contemporáneo. Una medida esperada, peleada desde las asociaciones del sector, muy debatida, pero que viene al final con letra pequeña de tal manera que solo podrá ser disfrutada en la menor parte de las transacciones. Nada que ver con la pretendida equiparación con el entorno europeo.

Sin entrar en el debate de las trampas conspiratorias que puede esconder la medida, o si no se trata de maldad sino de ineptitud, creo que el asunto necesita alguna aclaración.
La rebaja solo se aplica a la primera transacción, la que hace el artista. Esto significa que sólo cuando se compra directamente al artista hay rebaja, pero si existe intermediación por parte de un galerista o marchante, el comprador sufrirá la imposición del 21%.
Cierto es que el mercado del arte es muy diverso, en él entran como productores desde artistas callejeros que hacen retratos a viandantes, hasta los artistas representados por una o varias galerías a nivel nacional o internacional. No obstante, la reclamación de una bajada del IVA la estábamos haciendo todos los agentes del mercado del arte de una forma trasversal por motivos que son explicados fácilmente: Pretendemos que sea el comprador quien se beneficie de la rebaja para, por un lado, ser competitivos en el entorno europeo (ya que en los paises del entorno de competencia se aplica entre 6 al 8%, principalmente) y, por otro, sumado a otras medidas necesarias, ayude a que se estimule el mercado interno.

Mientras se aclaran por ahí arriba tenemos que saber cómo jugar estas nuevas cartas. Quienes en apariencia se benefician directamente de la medida son los artistas independientes y sus compradores. Son una parte del mercado así que estupendo para ellos pero, atención, porque a efectos prácticos esta rebaja tiene muy poca repercusión. Los artistas visuales que venden principalmente por su cuenta abarcan una economía muy reducida, muchos no están siquiera dados de alta como tales o bien no emiten factura a sus compradores, salvo que se les pida. ¿Y quien pide factura de un cuadro que compra? Pues empresarios que pueden declarar la compra como gasto, pero que al mismo tiempo no prestan atención al IVA ya que es un impuesto que van a compensar posteriormente en sus declaraciones, por tanto sin efecto en ellos.

En el otro extremo están los artistas representados que trabajan de forma exclusiva con galerías o marchantes y están habitualmente presentes en ferias a través de estos. Tales artistas venden a sus galeristas al 10% de IVA, pero los galeristas, como intermediarios, a sus clientes finales les tienen que cobrar el 21%, así que la medida se queda nuevamente sin el efecto pretendido.

En medio se encuentran los artistas que trabajan con alguna galería o marchante pero que aún siguen vendiendo por su cuenta en el estudio -por lo tanto, sí están dados de alta y emiten facturas normalmente-. Aunque en apariencia a ellos les va a ir bien la medida porque su obra se puede vender con impuestos más bajos a un cierto volumen de clientes, si quieren seguir trabajando con sus galeristas van a tener que subir los precios, porque una de las reglas básicas de relación intermediario-artista es que los precios de las obras no difieran, se vendan donde se vendan. De otro modo, se produciría una competencia desleal que haría la relación insostenible. Nuevamente la medida queda sin efecto.

Así están las cosas, pero he de decir que hay caminos -un poco rocambolescos- que trataré de explicar en otro momento que permitirían arreglar este asunto en una parte importante de las ventas, vender a través de galería al 10% de IVA e, incluso, en algún caso con el IVA al 0%. Son formulas posibles y perfectamente legales, pero pensadas para nuevos modelos de galería, de artista y de cliente.